lunes, 9 de mayo de 2016

AFRONTAR LOS MIEDOS.

Una característica básica de los menores es que pasan por fases de miedos.
A medida que el niño va creciendo, van evolucionando sus miedos, así en torno a los 8 meses le tendrá miedo a los extraños, a los 2 años a ser abandonado, a los 4 a la oscuridad...a los animales, por poner ejemplos de miedos de nuestros pequeños.
El problema de que nuestros hijos tengan miedo no es el miedo en sí, sino que en nuestro deseo de protegerlos no los ayudamos a afrontarlos, sino que los aceptamos y ponemos "una tirita" que no cura, sino que por lo contrario, cronifica y van acumulando miedos evolutivos que no se superan y al final tenemos adolescentes e incluso adultos muy limitados por las creencias irracionales con las que han vivido desde siempre.
Cuando un niño tiene miedo a la oscuridad, por ejemplo, la obligación de los padres es acompañarlo y ayudarlo a afrontarlo, ¿cómo?, pues podemos jugar al escondite o a buscar un tesoro con las persianas bajadas...
Si el monstruo está debajo de la cama o dentro del ropero, tendremos que meternos debajo de la cama y dentro del ropero con ellos, a la vez que nos reimos del "monstruo", ATENCIÓN, "del monstruo", nunca del niño!, lo imaginaremos en situaciones ridículas y haremos que lo que tiene una connotación negativa, se transforme en algo divertido.
Sea cual sea el miedo, el procedimiento adecuado es ACOMPAÑAR (palabra mágica en la crianza), ayudar a superarlos pero nunca PROTEGERLOS, porque si protejo, si no abrimos el ropero o miramos debajo de la cama, o no vamos al cuarto de baño solos (nosotros podemos ir con ellos pero nos vamos quedando cada vez más alejados), les estamos diciendo sin palabras que en realidad sí que es verdad que puede haber un monstruo que nos puede asaltar en cualquier momento y necesitan unos guardianes que los ayuden.
Recordad que los niños viven tanto en el mundo de la realidad como en el mundo de la fantasía y nuestra obligación es bajarlos a esta realidad de una manera progresiva y con cariño para que lleguen a ser unos adultos psicológicamente fuertes y sanos.

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