martes, 19 de enero de 2016

CUANDO SE PIERDE A ALGUIEN


Es duro perder a alguien.
Se pueden perder las llaves, un jersey...pero perder a alguien importante para nosotros es lo peor que nos puede pasar, porque las personas no tienen reemplazo.
Se puede perder a alguien de dos maneras, una, de forma voluntaria, discrepancias irreconciliables, malas interpretaciones, pérdidas de interés, nada que un café no pueda solucionar, o, de forma involuntaria, cuando muere.
Sea de una forma o de otra,( personalmente, creo que la voluntaria es aún más injusta, porque teniendo la oportunidad, no la toman en cuenta), perder a alguien deja un vacío en el alma que no se llena con nada.
Cuando se pierde a alguien duele el corazón, literalmente, se cierra el estómago, no en vano dicen que el estómago es el segundo cerebro, y es que, científicamente, en este órgano se segregan también neurotransmisores, que, a través del nervio Vago, están en contacto con el cerebro, de tal manera, que las emociones que sentimos las reflejamos en forma de somatizaciones en el aparato digestivo, de ahí, "sentir mariposas" cuando estamos enamorados, descomponerse la tripa cuando tenemos miedo o cerrarse el estómago cuando estamos tristes o preocupados.
Cuando perdemos a alguien, la tristeza se refleja en los ojos ( por eso son el espejo del alma), se pierde el brillo y la chispa...y las ganas de todo.
Cuando perdemos a alguien, se puede, o no, llorar la pérdida, pero una vez que se llora, aunque sea por otro motivo, se está llorando también por la persona que ya no está.
Y es que, cuando se pierde a alguien, el mundo puede seguir rodando con la misma inercia, se puede seguir trabajando, riendo, saliendo, haciendo planes, cumpliendo objetivos...pero a tu alma le faltará un trozo que nunca más recuperará, porque no es un corte limpio, sino un desgarro del vínculo imposible ya de arreglar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario