miércoles, 22 de octubre de 2014

LA DEPRESIÓN EN LOS MENORES.

Hace poco atendí en la consulta a un chico de 15 años, acompañado de su madre y tras valorarlo, se le diagnosticó de Trastorno depresivo.
La madre, muy involucrada, me dijo literalmente:" yo no sé este niño, con lo fuerte que ha sido siempre, cómo que ahora ha salido por aquí...", yo, que estaba escribiendo en el ordenador una nota para su médico de familia, me paré, la miré y le dije, "¿tu hijo ha pasado la varicela?", me miró pensativa y me contestó que sí, que con 4 años la pasó a lo que le contesté "¿ y te paraste a pensar por qué tenía varicela con lo fuerte que era?"...
Desgraciadamente, la depresión en los menores, existe y cada vez con más frecuencia.
Los padres y madres no nos hacemos a la idea de que este trastorno puede estar ocurriéndoles a nuestros hijos.
Los síntomas básicos de una depresión en un menor pueden ser:
-El niño está triste y/o la mayor parte de los días.
- No tiene interés en actividades que antes le ilusionaban.
-Pérdida de peso.
-Problemas de sueño.
-Sentimientos de inutilidad y culpa
-Problemas de concentración.
En el momento en el que vemos estas característas en nuestros niños, debemos acudir a un profesional para que los valore, ya que cualquier cambio en el comportamiento de nuestros hijos que se mantiene a lo largo de las semanas, debe ser susceptible de ser estudiado.
Existen múltiples causas por las que un niño puede manifestar un síndrome depresivo o un trastorno depresivo, como son, problemas en su entorno, en el colegio, con sus amigos, divorcio de sus padres, fallecimiento de algún familiar cercano...pero también es cierto que no tiene que haber una causa concreta para que se desencadene, simplemente puede haber predisposición genética, exceso de exigencia o de autoexigencia, autoestima muy baja...
En estos momentos la frecuencia es de 1-2% en niños de edad escolar mientras que aumenta en la adolescencia al 4-8%.
El tratamiento suele ser farmacológico y psicoterapéutico, pero es muy importante que los adultos responsables de los niños no desatiendan estos cambios comportamentales, ya que, si no son tratados, puede derivar en una cronicidad en la que cada vez será más complicado trabajar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario