miércoles, 29 de octubre de 2014

TRUCOS PARA AYUDAR A TU HIJO A COMER MEJOR.

En la crianza de los niños existen dos dificultades básicas que se dan en mayor proporción. Los problemas de sueño y los  problemas con la comida.
Cuando tenemos un hijo que come mal, las madres nos angustiamos mucho e intentamos poner mil remedios para que esto no ocurra.
Uno de los remedios que últimamente más estoy escuchando es ofrecerle al niño un producto nutricional con el que nos aseguramos que el niño ingiera lo necesario para su correcto crecimiento.
Pero yo siempre digo lo mismo, cuando recurrimos a este tipo de soluciones lo único que estamos haciendo es poner una tirita que tapa el problema pero no lo soluciona.
La mayoría de los niños que dan problemas con la comida o que son selectivos lo único que pretenden es llamar la atención. 
Los padres en estas situaciones, debemos ser muy fríos, observar qué ocurre cuando  ponemos un plato de comida delante del niño, cómo funciona en ese momento nuestro hijo y seguidamente cómo reaccionamos nosotros.
Es nuestra conducta la que refuerza la del niño. Ellos se dan cuenta cómo determinadas formas de actuar nos hacen saltar como un resorte y cómo manejan ellos la situación y ahí se perpetúa la conducta.
Lo peor que puede ocurrir es que la hora de la comida se convierta en un momento negativo, en una lucha de poder, por lo que debemos investirnos de paciencia y pasar el trámite lo mejor posible.
Uno de los errores en el que más caemos es poner en el plato una cantidad superior de comida de la que de forma realista se comería nuestro hijo. Siempre se lo digo a las madres, "vamos a ver, si el niño sólo es capaz de comerse tres cucharadas de lentejas, para qué le pones dos cazos?", las madres se quedan pensativas...lo más lógico es que si yo me he propuesto mejorar el momento de la comida y la cantidad que mi hijo ingiere, tendré que hacerlo poco a poco, es un proceso. Ese primer día sólo le serviré tres cucharadas y así le voy a dar la oportunidad de ver que es capaz de tomarse "el plato entero" y cómo soy capaz de reforzarlo positivamente a través de felicitaciones, besos, abrazos, llamadas a familiares para contarle lo bien que come...sí! sólo ha tomado tres cucharadas, es insuficiente, pero es el primer paso, si le hubiéramos apartado más, no se lo hubiera tomado y no hubiera tenido la oportunidad de tirar de ese hilo. Mañana, le serviré 4 cucharadas recordándole "lo bien" que lo hizo ayer y cómo llamamos a su abuela para contarselo, y hoy lo haremos también, me da igual tener que darle yo o que se lo tome por sí mismo, la autonomía no es en este caso mi prioridad, sino ofrecerle una buena relación con la comida y con el momento en el que se produce.
Otro punto básico es que la mayoría de los niños que no comen bien no comparten mesa y mantel con su familia. Es muy importante que, aunque sea en la cena solamente, la familia se siente a cenar a la vez, así los niños imitan conductas de sus padres y de sus hermanos. No es importante que la cena sea la misma para todos, puede ser distinta, pero estoy segura que a los niños se les antojará lo que esté comiendo el otro y le daremos a probar. (Nunca le ofreceré probar hasta que no lo pida).
Por último, un truco que suele funcionar es que cuando existen dos niños, uno está dando problemas con la comida y otro no, en vez de atender al que no está comiendo bien, atenderemos al que come bien, de esta manera el que está fallando se suele poner las pilas, pero atención, NO se dice "Juanito, mira qué bien está comiendo Manolito, hazlo igual", NO!! no podemos comparar!!!. Diremos simplemente, "Manolito, qué bien estás comiendo, te vas a hacer muy mayor," y Juanito lo mirará, mirará su comida y tomará una cucharada....justo en ese momento le diremos "Juanito, tú también estás comiendo muy bien..." :-/
Intentadlo, es más fácil en la práctica que en la teoría, pero eso sí, paso a paso, no pretendais subir la escalera en un solo salto.

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