martes, 30 de septiembre de 2014

ENTENDER LOS CELOS DE LOS NIÑOS.(I) AFRONTAR DESDE EL EMBARAZO.


Una de las demandas que más atiendo en las escuelas infantiles donde trabajo después de los problemas de sueño, son los de los celos entre hermanos.
Podemos definir celos como una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza real o imaginaria de perder algo que considera  propio. 
A mi me da mucha pena un comentario que hacen algunas madres (sobre todo) cuando vienen a hablar conmigo para informarse sobre cómo tratar el tema de que van a "tener un hermano". Lo primero que les aclaro es que no van a "tener un hermano", van a tener un hijo, que será el segundo en la fratria, y así se lo transmitirán al primogénito. "Vamos a tener un bebé".
El cuándo se lo decimos es otro dilema. Siempre me repito, la naturalidad al poder. Lo mejor, cuanto antes, porque si se lo decimos a las personas más allegadas, estoy segura que tendrán comentarios y los niños estarán por medio, entonces, debemos decirselo para que estas conversaciones no les cojan por sorpresa.
Un error muy frecuente que solemos cometer es preguntarle a los niños si quieren hermano o hermana, como si estuvieran en un escaparate y fuera factible la elección. Daros cuenta que si el niño elige un sexo y luego resulta que lo que se va a tener es el contrario, no se van a conformar fácilmente. Por lo que desde el primer momento será adecuado llamarle nuestro bebé y así lo incluimos como cuidador principal y a la vez, estaremos usando un nombre neutro para evitar la tendencia de si será niño o niña hasta que no lo sepamos con seguridad.
Una vez que ya lo sepamos, podemos hacer partícipe a nuestro "mayor" en la elección el nombre, antes no!
Cuidado con los amigos, familiares, vecinos...la tendencia principal es preguntarle al niño que qué quiere, que si lo va a querer, que si lo va a cuidar...todos estos comentarios les vienen grande a nuestros hijos, así que debemos estar alerta y contestar por ellos o cambiar de tema. Además, poneros en su lugar, de pronto, todas las personas mayores que antes les decían lo guapos y buenos que eran le preguntan lo mismo sobre alguien a quien ellos no conocen aún...abruma un poco, no?
Es muy beneficioso que la casa vaya cambiando poco a poco, la cuna, el cambiador, la ropita...deben formar parte del decorado cotidiano, para que se vaya acostumbrando y no sean tantos cambios juntos.
Por otra parte, muchas veces, sin darnos cuenta, cuando abrazamos a nuestros hijos les decimos "mi bebé" siendo ya niños de dos o tres años...y cuando tengamos al bebé...qué le decimos? que ya son mayores? de pronto?, esto debe cambiar, por puro pragmatismo, tendremos un bebé y un niño pequeño, por lo que no le diremos bebé al que no lo es, pero esto no debe coincidir con la llegada del nuevo miembro, porque si no, estaríamos realmente haciendo un "príncipe destronado". Sustituirlo por "mi mayor", si nos llevamos varios meses denominándolo así, no lo asociará a la llegada de "su rival".
Hay muchas más situaciones que podemos manipular para minimizar el impacto de la llegada del bebé que mañana seguiremos analizando, pero tened una cosa clara. Un mínimo de sentimiento negativo hacia el bebé es un dato positivo, nos señala que el niño reacciona a los cambios, a mí me preocupa cuando me dicen que algún niño está como si nada ante ese cambio tan importante en una casa, me pregunto dónde están los sentimientos de ese niño. 
Es la intensidad del sentimiento lo que podemos minimizar, no podemos pretender meter a los niños en una burbuja para que no sientan nada. Esa anestesia no es sana...mañana más... :-)

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